Suki, el único olfato que detecta fugas de agua subterráneas en Chile

Ningún otro canino hace su tarea en Chile. Junto a su entrenador y dos o tres obreros, esta perra de raza alemana recorre varios kilómetros por jornada.

Los trabajadores excavan por una hora hasta llegar a un pequeño brote de agua, a casi dos metros bajo tierra. Suki recibe una pelota como recompensa.

Fue entrenada seis meses por la empresa Aguas Andinas para seguir la huella del cloro y flúor, químicos presentes en el agua potable.

«Ese es su juego, su clímax del trabajo es recibir su premio y jugar un par de minutos después de hacer su detección», explica el instructor Sebastián Magnere.

Suki tiene cinco años, pelaje gris y medio metro de altura. Su olfato es tan efectivo que casi iguala la de los sensores acústicos o los sistemas de gases para detectar fugas.

«Suki, que es nuestra primera perra detectora de fugas en Latinoamérica, ha encontrado más de 1.000 fugas que nos permitió recuperar el agua que consumen 18.000 personas en un año», destaca Franco Nicoletti, gerente de distribución de Aguas Andinas.

Desde que comenzó su trabajo en octubre de 2023, ha recorrido más de 500 kilómetros. Sin su olfato, Santiago habría perdido 1.300 millones de litros de agua, estima la empresa de gestión de agua.

Desde hace 15 años casi toda la capital chilena, de unos siete millones de habitantes, atraviesa una sequía severa, según la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).

En 2022, las autoridades llegaron a considerar incluso la posibilidad de un racionamiento de agua ante la falta de lluvias.

Pese a las abundantes precipitaciones de los últimos dos meses, la región metropolitana sigue «anormalmente seca», de acuerdo con la DMC.

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