El 3 de junio que Sammy Sosa quisiera borrar del calendario
La relación entre memoria y olvido es incuestionable. No podemos hablar de la memoria sin hablar del olvido. Olvidar no es malo. De hecho, es necesario y beneficioso.
Todos los éxitos acumulados en la vida, por un error se pueden perder en un abrir y cerrar de ojos y el 3 de junio del 2003, hace hoy 21 años, fue un día oscuro en la explosiva y brillante carrera del «Bambino del Caribe» Sammy Sosa.
Como otra aparición más en el pentágono de las 9,895 en su carrera, Sammy Sosa se paró a enfrentar al lanzador Geremi González, de Tampa Bay y en conteo de 3-2 conectó un rodado que rompió su bate. Y como una maldición gitana, el corcho brotó y tomó otro significado más que tapones de botellas de champán y se convirtió en el maleficio que lo acompaña y empaña su vida y su carrera en el béisbol de forma negativa. Y esa pinta de Dálmata lo ha perseguido luego de haberle dicho adiós a los diamantes de Grandes Ligas.
Sosa insistió en que el bate con corcho descubierto fue diseñado para disparar jonrones durante las prácticas de bateo y que lo utilizó accidentalmente.
El toletero de los Cachorros fue suspendido por ocho juegos por Major League Baseball.
Bob Watson, vicepresidente de operaciones de MLB estuvo de acuerdo en que el uso de un bate ilegal por parte del jardinero de los Cubs fue un «incidente aislado», pero precisó que «el hecho merece una penalización».
El árbitro Tim McClelland se dio cuenta inmediatamente del corcho en el madero y se lo notificó al manager Dusty Baker, luego que el receptor de los Rays, Toby Hall lo hizo a un lado. Los dos pedazos del bate roto y con corcho lo recogió el relevista Mike Remlinger, y una noche en el restaurante de Harry Caray lo subastó por más de $14 mil dólares. Ese es el bate roto y con corcho que se ha vendido más caro.
El tiempo pasa y los que vivimos y disfrutamos de la era de Sammy Sosa, esperamos que algún momento se pueda dar un justo acercamiento entre el dominicano, los Cubs y el béisbol en general.
Sammy Sosa merece porque se lo ganó con sus jonrones, en una época que las Grandes Ligas estaban en baja, una placa en Cooperstown. Negarle ese derecho es una mezquindad de un sector de los periodistas apandillados en la Asociación de Escritores de Béisbol de América.
EL JUEZ Y LOS JONRONES: Aaron Judge se convirtió en el primer bateador este año en alcanzar la marca de los 20 jonrones con una explosión de dos durante el primer partido de la serie del viernes en el espacioso Oracle Park, terminando el mes de mayo con un astronómico .361/.479/, con 14 jonrones y 27 carreras impulsadas en 28 juegos. El nativo del sur de California se encuentra en medio de uno de los tramos más calientes de su carrera con ocho jonrones en sus últimos 10 juegos desde el 22 de mayo.