Félix Bautista y la relación entre las 90 millas y la Tommy John
El domingo, mientras los Orioles terminaban la serie regular con revés ante los Medias Rojas en Baltimore y comenzaban a prepararse para recibir al ganador del wild card entre Ranges vs Rays, su cerrador de toda la campaña, Félix Bautista, salía entre algodones de la clínica TMI Sports Medicine en Dallas, Texas, donde se le sustituyó un tendón roto del codo derecho.
Bautista, de 28 años de edad y en su segunda temporada en la MLB, pasó por el bisturí de Keith Meister, el nuevo gurú de la cirugía Tommy John, y en los próximos días comenzará las terapias con su mente puesta en volver a Grandes Ligas en 2025.
El derecho dominicano es el ejemplo más reciente de la relación que guarda el aumento de la velocidad entre los lanzadores con la probabilidad de destrozarse el tendón y tener que someterse al procedimiento quirúrgico que de media saca al atleta de juego por entre 10 y 18 meses.
Si bien esta temporada ha habido un descenso en el número de esta cirugía al llegar a 70 con relación a las 98 de 2022 o al tope de 171 en 2015 en la industria hay un consenso en que la búsqueda de aumentar la velocidad viene acompañado de este procedimiento. El camino hacia una bola rápida de 100 millas por hora está plagado de roturas de ligamentos colaterales cubitales.
Aún se desconoce mucho sobre la salud de los lanzadores (por qué algunos se lastiman, mientras que otros disfrutan de décadas fuertes sin incidentes) y a través de innumerables estudios, ensayos y una biblia de 384 páginas sobre el tema, han surgido mejores prácticas, pero no respuestas definitivas.
Sin embargo, es difícil ignorar una correlación entre los lanzadores de mayor velocidad y las lesiones graves del codo, como lo muestran los reyes de la velocidad de este año.
Lo que dicen las cifras
De los 64 pichers con la recta promedio más altas calculada por Statcast hay 31 que se han sometido a una cirugía reconstructiva Tommy John en los codos o se espera que se sometan al procedimiento pronto, según una investigación de USA TODAY Sports.
La bola rápida de Bautista, que la utilizó 696 veces (el 70% de sus lanzamientos) este año promedió las 99.5 millas, el tercero más alto tras su compatriota Jhoán Durán (101.8) y Jordan Hicks (100.3).
A Bautista, que previo a someterse a la cirugía firmó un contrato por US$2 millones para 2024 y 2025, le recomendaron a Meister, quien utiliza una sutura de ajuste extragrande en las reparaciones de Tommy John, que da como resultado un injerto más fuerte que pueda soportar mejor el estrés de una bola rápida de 100 mph.
El ocho de agosto, Bautista fue tendencia tras lanzarle seis pitcheos sobre las 100 mph a Kyle Tucker, de los Astros, incluyendo uno a 102 mph, pero el toletero le conectó un grand slam que le destrozó la efectividad.
¿Son prevenibles?
Estas lesiones han reflejado las frustraciones de los ortopedistas y expertos biomecánicos que han visto aumentar las cirugías reconstructivas junto con la velocidad de la bola rápida a medida que los lanzadores jóvenes y viejos están convencidos de que la gran velocidad es el factor primordial para ser explorados. , firmado y pagado.
«Si comparas las tasas de lesiones Tommy John con la velocidad promedio de la bola rápida, da miedo ver cómo los gráficos se ven iguales», dijo el mes pasado el doctor Glenn Fleisig, director de investigación biomecánica del Instituto Americano de Medicina Deportiva en Birmingham.
La velocidad promedio de la bola rápida en la MLB aumentó de 90,5 mph en 2008 a 93,9 mph en 2022. Y de 2016 a 2022, el número de lanzamientos que registraron 100 mph saltó un 72%, de 1.948 a 3.356.
La efectividad de la cirugía
Pero parte del tema por la búsqueda de aumentar la velocidad a toda costa radica en que la cirugía funciona. El 90% regresa con una velocidad competitiva y el 84% de los que se operan regresan con la velocidad anterior.
Hoy en día, la búsqueda de velocidad no comienza en los campos de entrenamientos de primavera o en un complejo de ligas menores, sino en un centro de entrenamiento privado o en un campus universitario, y el lanzador probablemente aún sea un adolescente.
De los 31 lanzadores que requirieron Tommy John y figuran entre los 64 de mayor velocidad 16 se sometieron a la cirugía ya sea como aficionados o en Clase A o en la pelota profesional inferior, según la base de datos del analista estadístico Joe Roegele.
Jordy Vargas, hijo del exlanzador Yorkis Pérez, de 19 años, fue operado en julio. Lanzaba en Clase A de los Rockies y el Licey lo tomó en el puesto 54 del pasado sorteo de novatos, consciente de que no volverá a lanzar hasta mediados del próximo año.