Cómo hablar desde la empatía…Alabarse y hablar ventajosamente de sí mismo es algo que lesiona completamente la cortesía y los buenos modales.
Es muy poco razonable hablar de sí mismo, aunque hoy en día es muy común, ya que tenemos una pandemia de narcisistas que se han dedicado a comparar la propia conducta con la de los demás con el objetivo de evaluar y juzgar desde el yo, lo que se ha convertido en un estilo. Este tipo de razonamientos indiscretos conlleva a que los demás, sin conocer a la persona, la etiqueten.
Alabarse y hablar ventajosamente de sí mismo es algo que lesiona completamente la cortesía y los buenos modales, esto lo vemos a diario en redes sociales con personalidades que construyen un avatar de sí distante a su realidad, siendo señal de pequeñez de espíritu, carencias y vacíos del ser. Un hombre o mujer no debe hablar nunca de los temas que no le conciernen salvo sea para responder, siempre y cuando sean temas de su competencia y al hacerlo debe ser en el marco de la moderación, la modestia y el comedimiento.
La honestidad, transparencia y el respeto por uno mismo demanda que cuando hagamos referencia a los demás lo hagamos en modo favorable, por lo que hablar de otros debe ser positivo. Si no tiene nada bueno que decir, es mejor no hablar. Las personas no son buenas ni malas, todo ser humano tiene defectos y virtudes. En muchas ocasiones cuando vemos a los demás desde nuestra óptica crítica solamente veremos los defectos, pero si hacemos el papel del Justo, y salimos de nuestro centro podremos distinguir cada renglón para de una manera cortés y educada señalar sus cualidades.
Las normas de cortesía establecen que al momento de referirnos a otra persona en una conversación debemos hablar de manera favorable, sin hacerlo de manera fría o descortés, hacer honor a sus bondades, sin exagerar o exaltar lo inexistente. El respeto al igual que la deferencia para con los demás debe prevalecer en las expresiones, denotando consideración hacia los demás, independientemente de que sea una persona que ocupe una posición inferior.
Las normas de la buena educación las violamos de manera constante e inconsciente al utilizar un tono de voz alto, cuando una persona es mayor y preguntamos por su salud, cuando cuestionamos por el peso o la estatura, preguntamos por la llegada de los hijos a personas que no los tienen, o por el estado civil. Al momento de saludar, si usted tiene tiempo que no ve a una persona, sea cortés y deje que esta misma persona introduzca los temas relacionados a su intimidad.
Cuando nos preguntan cómo estamos debemos responder siempre con sonrisa y humildad utilizando expresiones genéricas y sobre todo amables. La cortesía no da espacio a las quejas, si usted tiene alguna dificultad o indisposición no debe expresarlo a los demás, ni tampoco mantener un lenguaje corporal que transmita malestar.
Al sostener conversaciones debemos tratar de mantener un equilibrio entre expresar lo que nos gusta con los temas de actualidad, así como escuchar los puntos que el otro interlocutor nos expresa, dar un espacio para no interrumpir al momento en que el otro está hablando y evitar pedir atención.
En el marco laboral, en la conversación con una persona subalterna debemos de manejarnos con respeto, evitar realizar acciones con rudeza, asimismo utilizar términos que denoten educación y empatía. Recordar siempre que al llegar a cada lugar debemos de saludar.