«Voy pa´llá»: los orígenes del Mayimbe Anthony Santos, un artista en el corazón del pueblo
Anthony Santos se le zafó a la pobreza. La arrancó de cuajo con un arma poderosa: la música. Por herencia familiar tenía un machete para trabajar la tierra, pero una mágica guitarra le cambió ese destino incierto hasta convertirse en un artista icónico de la bachata, ritmo en el que estableció un potente liderazgo en el que lleva más de tres décadas como “El Mayimbe” del género autóctono.
Su antes y después está fechado en 1991 cuando sonó aquel torpedo titulado “Voy palla”. A partir de ahí la bachata cambió su curso. Como un huracán categoría 5 el tema entró con fuerza en todos los territorios del país y causó estragos emocionales en muchos dominicanos.
“Voy palla” es una proclamación de valentía del hombre que está determinado a hacer lo que sea por la mujer que ama: “Voy palla, aunque llueva o aunque se hunda la tierra…”, rezan algunas de sus palabras en la canción.
A las letras se unió la forma de interpretar del cantante, contundente, clara y a la vez melodiosa junto a un ritmo tradicional, pero más actualizado por la introducción de otros instrumentos más allá de la guitarra, a la que también le imprimió un estilo que lo identifica.
La pegada de “Voy palla” trascendió las clases sociales, incluyendo a sectores renuentes aún para los años 90 a aceptar la bachata como parte de sus gustos musicales, En esos años que precedieron a Santos el doble sentido sexual imperaba con cantantes como Blas Durán, quien en lo musical hizo su aporte con la guitarra eléctrica, en 1987, y que influenció el estilo futuro del Mayimbe.
Esto se evidencia en su primera producción musical “La chupadera”, de 1991, en la que incluye temas de doble sentido como “La parcela”, “La passola” y “El behuco”.
La excepción a esos temas fue precisamente su tabla de salvación: “Voy palla”, que impregnó un toque romántico en sus letras y vocalización.
“Voy palla” es “uno de los temas que yo nunca pensé que me iba a pegar así, fue el último tema que yo hice de mi primera grabación”, comentó él una vez en una entrevista.
También su vida personal le cambió para siempre: “Fue una canción que me levantó, que me sacó de la ruina, me sacó de la pobreza, así que representa mucho para mí, me recuerda muchas cosas, me da tristeza porque pensar quién era yo aquella vez”.
Además de salir de abajo, de la pobreza, el bachatero le dio “un punto más a nuestro país, a nivel musical, al potenciar un ritmo denigrado por ciertos sectores y que gracias a él y a los padres, Luis Segura, José Manuel Calderón, Leonardo Paniagua, Luis Segura y muchos más, lo establecieron como “marca país” y que fue enaltecido como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad el 11 de diciembre de 2019 ante el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, celebrado en Bogotá, Colombia.
SU ENTRADA AL RITMO
La entrada de Anthony Santos a la bachata se produjo en un ambiente pueblerino y de amistad con otro estandarte bachatero, Luis Vargas, quien lo integró a su grupo como güirero. Era la época del doble sentido en la bachata, influencias de Eladio Romero Santos y Blas Durán.
La amistad entre Luis Vargas y Anthony Santos luego giró al otro extremo de la vida, pero eso es otro capítulo de la historia.
Al salir del grupo de Luis Vargas, lanzar su primer álbum y lograr la pegada de “Voy palla”, llegaron nuevos temas que lo alejaron del doble sentido y lo acercaron al puro sentimiento de amargue del dominicano, a la raíz de la bachata, a la vez que combinó en otros temas la línea merenguera para las fiestas.
De esos primeros años, en los 90, se recuerdan los títulos “Corazón culpable”, “Quién te engañó”, “Me enamoré”, “Por mi timidez”, “Consejo de padre”, “No te vayas”, “Soñé con ella”, “Durmiendo solo”, “Esa me la doy yo”, “Pégame tu vicio” y varios más.
En el presente siglo XXI la pegada de sus temas continuó imparable hasta el sol de hoy, que lo encuentra de cara a un show popular, este sábado 12 de octubre de 2024 en la explanada del Faro a Colón, donde espera reunir al menos 10 mil personas.
FAMILIA
Contrario a otros bachateros y merengueros, que son pródigos en tener hijos, Anthony Santos ha declarado que solo es padre de cuatro.
“Parece que me he sabido controlar ahí”, manifestó en una ocasión a este periodista cuando se le señaló que puede ser papá de mil muchachos.
¿Los cuatro hijos fueron con la misma mujer?, fue otra inquietud periodística. Su respuesta: “Bueno, he tenido algunos accidentes por ahí, ja, ja, ja…”.
Fuera de la música y el escenario, se considera una persona tranquila, “que no me gusta salir ni estar en el medio, me gusta estar aquí, con mi familia, mis amigos, jugando pelota, jugando billar, me fajo a componer un tema, me meto a la computadora, me siento bien con eso”.
A Domingo Antonio Santos Muñoz, su verdadero nombre, le gusta estar tranquilo en su campo, Las Matas de Santa Cruz, el granero del Noroeste, en la provincia Montecristi, donde nació el 5 de mayo de 1967, como parte de una familia campesina de escasos recursos económicos.
“La cosa era tan dura que a veces uno echaba el día entero hasta sin comer porque no había, no aparecía”, afirmó en una de las entrevistas pasadas.
En su campo se quedó siempre porque ahí está su familia, su gente que conoce desde su niñez.
“No me gusta vivir en los pueblos como Santiago o la Capital porque no me gusta el murmullo, me gusta la soledad, me gusta la tranquilidad porque así yo puedo escribir mejor y me llegan muchas cosas bonitas a la mente”, dijo en una entrevista.
La musa le llega en cualquier momento. Antes cargaba una grabadora en la que capturaba las melodías y cuando llegaba a su casa, con la guitarra, le ponía las letras.
Su padre, en vida, recordaba que cuando Anthony era adolescente no le gustaba trabajar en empleos rutinarios en la zona porque lo suyo era la música y se hacía el enfermo.
“Echaba los días acostado y yo decía: – y este muchacho con este escándalo aquí, señores y no sale ni a ayudar a uno, uno atariado, aquí, trabajando, no le ponía asunto a ná”, recordaba su padre.