El papa Francisco pidió una explotación justa de los recursos naturales en su visita a Papúa Nueva Guinea
El sumo pontífice destacó que estas riquezas “están destinadas por Dios a toda la colectividad” y exhortó a que los ingresos generados por su aprovechamiento sean utilizados para mejorar las condiciones de vida de las comunidades
El papa Francisco pidió este sábado en Papúa Nueva Guinea una explotación justa de los recursos naturales del país, con el fin de promover el bienestar de toda la población.
Durante su primer discurso en Port Moresby, la capital, el pontífice destacó que estos bienes “están destinados por Dios a toda la colectividad” y llamó a que los ingresos derivados de estos recursos beneficien a las comunidades locales.
“Es necesario que se dé vida a un desarrollo sostenible y equitativo, que promueva el bienestar de todos, sin excluir a nadie”, subrayó.
Francisco también condenó las recurrentes violencias tribales en este país y apeló al “sentido de responsabilidad” para frenar la espiral de violencia que afecta al desarrollo.
“Hago votos por el cese de las agresiones tribales que no permiten vivir en paz y obstaculizan el progreso”, afirmó ante líderes políticos y civiles, acompañado por el gobernador general Bob Dadae y el primer ministro James Marape.
Papúa Nueva Guinea, rica en oro, cobre, gas y otros recursos, ha atraído inversiones de multinacionales extranjeras, pero el papa enfatizó que la explotación de estos recursos debe tener en cuenta las necesidades de las poblaciones locales.
“Es justo que se distribuya equitativamente y se utilice la mano de obra local para mejorar las condiciones de vida de todos”, declaró el santo padre, en un país que, según datos del Banco Mundial, mantiene altos niveles de pobreza a pesar del aumento del PIB en la última década.
Francisco también mencionó los problemas ambientales, como la deforestación masiva, y pidió un compromiso conjunto de “gobernantes y ciudadanos” para garantizar un desarrollo sostenible que no excluya a nadie.
Hizo especial hincapié en la isla de Bougainville, una región que sufrió un sangriento conflicto armado y cuyo proceso de independencia aún no se ha completado. El papa instó a que se resuelvan las tensiones para evitar nuevos enfrentamientos.
“Es fundamental que se detenga la espiral de violencia y se emprenda el camino hacia una cooperación fructífera”, expresó.
Durante su discurso, Francisco destacó el papel crucial de las mujeres en la construcción del país.
“Las mujeres tienen la fuerza de dar vida y de hacer crecer un país”, dijo, en referencia a las altas tasas de violencia y violaciones sexuales que sufren en Papúa Nueva Guinea.
Asimismo, recordó la necesidad de erradicar las ejecuciones relacionadas con acusaciones de brujería, que han cobrado la vida de miles de personas, mayoritariamente mujeres, en las últimas dos décadas.
El papa llegó el viernes por la noche desde Indonesia, en la segunda parada de su gira por el sudeste de Asia y Oceanía, en la que promueve la paz, la justicia social y el desarrollo inclusivo.
El domingo, Francisco viajará al remoto noroeste de la isla, a un pequeño municipio de 10.000 habitantes donde vive una pequeña comunidad de misioneros argentinos.
Después, el lunes por la mañana partirá de este país en dirección a Timor Oriental, donde estará del 9 al 11 de septiembre en la penúltima parada de esta gira que terminará en Singapur el 13 de septiembre.