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Escalada de violencia en Sudán: Masacres, secuestros y fosas comunes marcan la ofensiva militar en Jartum

En medio de una escalada de violencia sin precedentes, el conflicto que desde abril de 2023 ha devastado Sudán ha dejado nuevas muestras del horror que enfrentan los civiles. Las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un grupo paramilitar, han sido acusadas de cometer atrocidades que incluyen la muerte de al menos 50 civiles, entre ellos 10 voluntarios, además de secuestrar a unas 70 personas, 12 de ellas también voluntarios. Testimonios recientes señalan casos de violaciones, aunque aún no se ha podido cuantificar con precisión la magnitud de estos crímenes.

Mientras tanto, el Ejército sudanés avanza en su intento por recuperar el control de Jartum, una ciudad estratégica que ha estado bajo dominio de los paramilitares desde el inicio de la guerra. Los soldados gubernamentales han logrado llegar a las cercanías del Palacio Presidencial, en el corazón de la capital, donde los combates continúan con intensidad. Durante su progresión, el Ejército ha descubierto fosas comunes que contienen cuerpos de víctimas torturadas o ejecutadas durante el conflicto, evidenciando la brutalidad desatada en el país.

En paralelo, las FAR han intensificado sus ataques en Omdurmán, una localidad vecina de Jartum y un bastión tradicional del Ejército. Estos bombardeos han dejado al menos 10 civiles muertos y decenas de heridos, exacerbando aún más la crisis humanitaria en la región. Este tipo de acciones forma parte de una estrategia más amplia para debilitar las posiciones del Ejército en áreas clave del país.

El impacto humanitario del conflicto es devastador. Según datos de la ONU, la guerra ha provocado decenas de miles de muertos y ha obligado a más de 12 millones de personas a desplazarse internamente, convirtiendo a Sudán en el epicentro de la peor crisis de desplazamiento interno del mundo. La población civil, atrapada entre las balas de ambos bandos, enfrenta una situación crítica marcada por la falta de alimentos, agua potable y servicios médicos.

Las atrocidades cometidas por las FAR han generado indignación internacional, pero hasta ahora no ha habido una respuesta efectiva para detener la violencia. Organizaciones humanitarias advierten que, si el conflicto no se aborda con urgencia, el número de víctimas podría aumentar exponencialmente, profundizando aún más la catástrofe humanitaria.

La comunidad internacional sigue observando con preocupación cómo Sudán se hunde en una espiral de violencia y sufrimiento, mientras los actores locales parecen incapaces de encontrar una solución pacífica. Por ahora, la esperanza de paz parece tan lejana como el fin de los horrores que día a día enfrenta su población.

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