España: asesinaron a una niña de 14 años de padres ecuatorianos

El homicida es un hombre de 32 años, vecino de la menor, que estaba obsesionado con ella

Banderas y globos blancos ondearon en el cielo, mientras docentes y alumnos del Colegio Público La Eria despedía a Erika Yunga Alvarado, una niña de origen ecuatoriano asesinada en España.

Erika, nacida en España y de padres ecuatorianos, que fue atacada salvajemente en Vallobín, un barrio de Oviedo, situado al noroeste de la ciudad. El martes pasado la niña salió de sus clases como de costumbre acompañada de cuatro de sus amigas hasta su casa de la calle Vázquez de Mella, donde lo esperaba su asesino. Erika, apenas había cumplido 14 años. El autor material del crimen fue un vecino de la niña, quien la acosaba constantemente.

La víctima de este atroz crimen fue recibida por su atacante en las escaleras del edificio en el que vivía en un departamento junto a su familia. Su victimario es un moldavo de 32 años, quien la mató con ensañamiento y crueldad, propinándole varios cortes mortales con un arma blanca. Tras el ataque, el asesino se encerró junto a su víctima en un apartamento alquilado donde vivía desde hace solo tres semanas.

John, hermano mayor de Erika, descubrió el producto del ataque, después de notar que su hermana se estaba demorando en subir las escaleras tras tocar el timbre. Al salir al encuentro de su hermana y después de buscarla por el edificio vio la chaqueta de Erika tirada en el suelo y empapada de sangre. Un macabro rastro rojizo conectaba un charco de sangre a la puerta de un vecino. La policía intentó entrar por la puerta, pero fue en vano. Esto obligó a los gendarmes a entrar por una ventana trepando por sus paredes de un patio contiguo.

Dentro de la vivienda allanada por la policía se encontró a la adolescente agonizante, mientras que el perpetrador presentaba al menos 20 lesiones en distintas partes del cuerpo autoinfligidas, según lo que informan las investigaciones. Los primeros reportes también indican que se encontró a un victimario en estado de notable desequilibrio mental.

El sospechoso fue trasladado al Hospital Universitario Central de Asturias, donde se encuentra recibiendo atención médica. El cuerpo de la víctima fue trasladado al Instituto de Medicina Legal.

Estudiantes y directivos del Instituto donde Érika estudiaba realizaron un homenaje a la menor. (Foto: Alex Piña / El Comercio España).

La familia, originaria de Ecuador, se mudó a España hace más de dos décadas y vive desde entonces en Oviedo, una ciudad del noroeste de España, capital del Principado de Asturias, ubicada entre las montañas de Cantabria y la bahía de Vizcaya.

Alba, la madre de Erika, se enteró de la mala noticia mientras trabajaba en la residencia femenina María Inmaculada, donde trabajaba como recepcionista.

Tras recolectar testimonios, analizar las cámaras de vigilancia de los negocios circundantes en el recorrido de Erika hasta llegar a su domicilio, de estudiar los antecedentes de agresión sexual del victimario a otras víctimas, de estudiar la escena del crimen y de evaluar el examen dactiloscópico del arma blanca encontrado en el lugar, el Cuerpo Nacional de Policía encontró pruebas suficientes para acusar al moldavo por el asesinato de la niña de 14 años.

La delegada del Gobierno de España para la región de Asturias, Delia Losa Carballido, confirmó durante una concentración de vecinos ovetenses que se reunió en rechazo al atroz crimen que los investigadores cuentan con las pruebas suficientes para culpar al responsable y resolver el crimen.

La directora del Colegio Público La Eria, Emma Álvarez, ratificó la devastación que ha producido la noticia de esta tragedia entre los profesores y alumnos de su instituto. Aseguró que resulta muy difícil para todos aceptar lo sucedido, que es un duro golpe y que las amigas de Erika “están destrozadas”. La directiva también confirmó que hay un equipo de orientación psicológica trabajando con los alumnos quienes hicieron una gran cinta negra que fue colgada junto a la puerta del colegio con la leyenda: “Erika, te queremos. No estás sola. Te echamos de menos”.