Jerusalén se paraliza ante masivas protestas exigiendo la liberación de rehenes y el fin de la guerra.

Miles de israelíes tomaron las calles de Jerusalén en una jornada de protestas sin precedentes, exigiendo la liberación inmediata de los 59 rehenes aún cautivos en Gaza y el cese de los bombardeos que se han reanudado en la región. La indignación se intensificó ante los informes del plan del primer ministro Benjamín Netanyahu de destituir a Ronen Bar, jefe del Shin Bet (servicio de inteligencia interior), en plena crisis.

La movilización, que comenzó con bloqueos en la autopista 1, arteria principal de la ciudad, culminó en una concentración masiva frente a la Knéset (Parlamento israelí), desde donde los manifestantes planean marchar hacia la residencia de Netanyahu.

Los manifestantes, entre los que se encontraban reservistas militares y el líder de la oposición Yair Lapid, quien hizo un llamado a la participación, alzaron sus voces con mensajes contundentes: “La presión militar los está matando”, en referencia a los rehenes; “Salvar a Israel de Netanyahu”; “¡Ahora!” para la liberación de los rehenes; “Paren esta guerra” y “No en mi nombre”. Además, acusaron a Netanyahu de querer destituir al jefe del Shin Bet en tiempos de guerra, una medida que consideran desestabilizadora y peligrosa.

Las protestas reflejan un profundo malestar con las políticas de Netanyahu y sus ministros ultranacionalistas, y un clamor por la reforma política y la defensa de la democracia israelí. Los manifestantes exigen el fin de la guerra y la priorización de la vida de los rehenes, en un contexto de creciente tensión y polarización en el país.

La situación en Jerusalén es tensa, con un fuerte despliegue de seguridad para contener las protestas. La reacción del gobierno de Netanyahu aún es incierta, pero la presión popular es cada vez mayor. Este acontecimiento se da en un momento crítico, donde la reanudación de los bombardeos en Gaza ha generado una ola de indignación y preocupación a nivel internacional.