Leche, pollo, cerveza, miel… la crisis amenaza con sembrar de ‘productos fantasma’ los lineales del supermercado

Primero fue la pandemia, luego el paro de los transportistas, después la guerra de Ucrania y ahora la crisis energética. Uno detrás de otro, estos escenarios han ido comprometiendo el abastecimiento de los supermercados y las grandes superficies y han llegado a vaciar de productos algunos lineales, como el del papel higiénico, la leche, la pasta o la harina. En ocasiones, cuando los artículos han seguido llenando los estantes, lo han hecho con los precios disparados. Actualmente, algunos sectores advierten de la posibilidad de que el género escasee en los próximos meses por los elevados costes a los que hacen frente.

Con una inflación del 10,4% en agosto, el precio del gas por las nubes y el coste de la luz con una subida sostenida desde hace casi año y medio, los productores de determinados artículos están planteándose poner fin a su actividad -al menos de manera temporal- ante la incapacidad de afrontar los gastos. Este freno, alertan, supondría un descenso en la disponibilidad del género e incluso un desabastecimiento en algunos casos. Esta situación se produce mientras los consumidores hacen verdaderos esfuerzos para llenar el carro de la compra, y algunas distribuidoras anuncian una cesta básica a 30 euros.

Uno de los artículos más afectados por esta coyuntura es la leche, que ya sucumbió al paro de transportistas en marzo. Esta vez, solo en julio, 124 explotaciones se han visto obligadas a cerrar debido al descenso de la producción por las excepcionales olas de calor de este verano y el alza de los costes, explica David Frontela, portavoz de la principal asociación de lecheros de España (Agaprol). En este sentido, señala que los gastos por electricidad en el sector se han incrementado «un 440% en el último año», que se suman a una subida de los piensos de en torno al 20%, según las estimaciones de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).

«No vamos a poder seguir produciendo. Es más fácil cerrar que continuar metiendo dinero. Tampoco es posible traer la leche de fuera porque, en los países exportadores, el litro es 20 céntimos más caro. A veces plantean como alternativa las ‘leches’ vegetales, ya no entro en el hecho de que las llamen así, pero son todavía más caras», se desespera. 

Estos problemas para asumir el aumento de los costes han llevado a algunos ganaderos a destinar su género a mantequilla, leche en polvo y artículos industriales en el mercado internacional, porque están más cotizados, subraya Román Santalla, responsable del sector en UPA. Otros, asfixiados por las facturas, han optado por destinar las vacas que no producen suficiente y no resultan rentables a la industria cárnica, que las recibe con avidez ante un aumento del 30% de la demanda, de acuerdo con Frontela.