Los alquileres en Manhattan alcanzan máximos históricos
Los alquileres en Manhattan, el centro neurálgico de Nueva York, alcanzaron en mayo su máximo histórico, con la renta promedio tocando por primera vez los 4.000 dólares, según un informe de la agencia inmobiliaria Douglas Elliman, una de las mayores de la ciudad.
Tras caer al inicio de la pandemia, los precios de la vivienda en la Gran Manzana se han recuperado con fuerza, una tendencia que en los últimos meses se ha acelerado con la llegada de mucha gente a la ciudad y que ha convertido en habituales las pujas por apartamentos de alquiler, que terminan alquilándose muy por encima del precio inicial.
En mayo, los alquileres en Manhattan subieron un 2 % con respecto a abril y más de un 25 % con respecto al mismo mes del año anterior.
Ello ha llevado el precio del apartamento promedio a 4.000 dólares y la media -donde pesan más las casas más caras- a casi 5.000 dólares.
Como promedio, alquilar un estudio costó en mayo 2.975 dólares mensuales en Manhattan, mientras que los pisos de un dormitorio se situaron en 3.999 dólares; los de dos en 4.995 dólares y los de tres en 6.498 dólares.
La situación no es mucho mejor en otros distritos como Brooklyn, donde el alquiler promedio aumentó hasta los 3.250 dólares o en el área noroccidental de Queens, la más cara de ese condado y la única que tiene en cuenta el informe, que alcanzó los 2.950 dólares mensuales.
Los precios de la vivienda son un problema de largo recorrido en Nueva York y fueron una de las prioridades de la anterior administración municipal, que multiplicó las licencias de construcción, obligando en muchas ocasiones a incluir unidades asequibles, para tratar de combatir la situación.
Sin embargo, el coste de los alquileres no ha dejado de aumentar tras la pausa vivida durante la pandemia y el fin de la moratoria de desahucios que se decretó por la emergencia sanitaria tiene muy preocupados a los activistas y grupos de defensa de inquilinos.
Algunos apuntan también a la subida de los tipos de interés, que hacen más cara la compra de vivienda frente al alquiler, y al hecho de que muchas personas teletrabajan y están dispuestas a gastar más en su hogar dado que pasan mucho más tiempo allí.