Jóvenes perdidos, padres acusados 

Generalmente, cuando vemos a un joven adicto a los vicios, haciendo esquina, o acusado de robo y de otras fechorías, la primera impresión que viene a la cabeza de una persona es, ¿dónde estuvieron sus padres para que ellos llegaran a esta situación triste y penosa? Porque solemos acusarlos como los únicos responsables de sus hechos y se nos olvida, que cada uno de estos jóvenes viene de una familia.

En la sociedad en la que vivimos, es común escuchar de los padres, expresiones tales como: “este muchacho no lo aguanto”, “te solté en banda’’, “haz lo que quieras…”. Cada una de estas frases da a entender, lamentablemente, que esos padres no saben educar y sobrellevar a sus hijos. Por tanto, cuando un padre pierde la paciencia en este proceso, perdió la batalla consigo mismo, ya que es justamente con ellos que se gradúan a nivel de su responsabilidad y compromiso, no solo con el papel que desempeñan en el hogar, sino también en la sociedad.

A lo mejor aparezcan aquellos que digan que los jóvenes tienen una responsabilidad que asumir, y es cierto; pero en los primeros años de un individuo, la educación y la formación de sus valores les corresponde a sus padres, puesto que, como el niño nace con la mente en blanco necesita un guía y un maestro que lo lleve por el camino del bien, porque nadie en este mundo aprende solo, todos necesitamos de los demás para crecer, especialmente de los que nos vieron nacer.

Entonces, cuando observamos a un joven en malos pasos, no veamos solamente a una persona que tomó malas decisiones, sino a una familia que no le dio lo necesario para elegir el camino correcto. Lo que significa que, de forma directa e indirecta, todos somos parte de la trasformación o destrucción de cada ser humano. Ahora bien, con esto no negamos la responsabilidad individual que cada ser humano debe asumir a lo largo de su existencia, lo que pretendemos es afirmar que posiblemente con la ayuda cercana y comprensiva de las figuras paternas, el resultado hubiese sido otro.

A los jóvenes de esta generación se les puede acusar de haber cometido muchos errores, desviando incluso su dirección en laj vida y provocando que la sociedad los tilde de vagos, irresponsables e inútiles para nada, y puede que lo sean, pero ¿hasta qué punto el joven de hoy es responsable de sus malas decisiones?, ¿están los padres libres de toda culpa?, ¿no será que los jóvenes de la actualidad son diferentes a los de generaciones pasadas?

Por eso, podemos decir que, si hay jóvenes perdidos, es porque hay padres que, en ocasiones, los dejaron olvidados, con la única excusa de que no se iban a mortificar la existencia en tratar de cambiarlos, y porque desde el primer momento no creyeron en ellos. Por consiguiente, es más fácil acusar un joven cuando fracasa, que tratar de conocer su historia…