La Urgente Necesidad de Justicia en el Barrio Azul.

Por: Rebeca Henriquez
Defensora de Derechos Humanos de Personas Vulnerables.

La reciente crisis en el Barrio Azul nos enfrenta a una realidad alarmante que no podemos ignorar. A tres meses de la inauguración de un proyecto habitacional que prometía mejorar la calidad de vida de sus residentes, la entrega de los 128 apartamentos se ha convertido en una espera angustiante. Este retraso es más que un simple inconveniente; es una muestra clara de cómo la corrupción y el abuso de poder pueden socavar los esfuerzos por construir un futuro mejor para aquellos que más lo necesitan.

Es inaceptable que, en lugar de cumplir con su responsabilidad, algunos funcionarios del Estado dominicano intenten apropiarse de estos apartamentos. Esta situación refleja una falta de respeto hacia las familias que llevan años esperando un hogar digno. Detrás de cada apartamento hay historias de esperanza, sufrimiento y anhelos; historias que no pueden ser ignoradas ni convertidas en cifras frías.

La labor del senador Franklin Romero es un rayo de esperanza en medio de esta tormenta. Su compromiso con la comunidad francomacorisana es digno de reconocimiento y admiración. En un entorno donde la corrupción parece prevalecer, su disposición para escuchar y actuar en beneficio del pueblo es un ejemplo a seguir. Sin embargo, su esfuerzo no puede ser suficiente si no hay un cambio estructural que garantice la rendición de cuentas y la transparencia en la gestión pública.

El llamado al presidente Luis Abinader es apremiante. Es necesario que dirija su atención hacia la provincia Duarte y tome medidas concretas para erradicar a los «vultures» corruptos que obstaculizan el progreso. La entrega inmediata de estos apartamentos no solo es una cuestión administrativa; es un acto fundamental para restaurar la dignidad y la confianza en las instituciones.

No podemos quedarnos callados ante esta injusticia. Cada ciudadano tiene el poder de alzar su voz y exigir cambios. La participación activa en la defensa de nuestros derechos es crucial para construir una sociedad más justa y equitativa. Es momento de unirnos como comunidad, organizar protestas pacíficas y exigir a nuestros líderes que actúen con responsabilidad.

La situación del Barrio Azul en San Francisco de Macorís no solo representa un desafío local; es un reflejo de problemas más amplios que enfrentamos como sociedad. La lucha contra la corrupción y por el respeto a los derechos humanos debe ser una prioridad para todos nosotros. La dignidad humana debe prevalecer sobre cualquier interés personal o político.

En conclusión, es imperativo que tomemos acción ahora. No podemos permitir que las esperanzas y sueños de nuestra gente se vean truncados por la avaricia y el abuso. Es nuestra responsabilidad exigir justicia y trabajar juntos para garantizar un futuro donde cada persona tenga acceso a lo que por derecho le corresponde: un hogar digno y seguro.

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