Degradación suelo preocupa ante la presión alimentaria
Santo Domingo.-Pisoteado a diario por miles de millones de habitantes a escala global y devastado por las actividades antrópicas, el suelo, superficie del planeta que sirve de soporte para el sustento a la humanidad, juega un rol de primer orden al nivel ambiental.
Al conmemorarse hoy el Día Mundial de la Tierra, expertos reflexionan sobre los desafíos para preservar este recurso difícil de renovar por los efectos negativos de actividades humanas.
Para el agrónomo Fulvio Ureña, exviceministro de Suelos y Aguas del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la mayor preocupación es cómo mitigar la degradación de los suelos ante la fuerte presión de la producción de alimentos.
“Para el año 2050 la población mundial alcanzará cerca de 10 mil millones de habitantes, lo que implica que asociado a los cambios de vida que se están registrando tendremos que aumentar la producción mundial de alimentos en casi un 70 por ciento”.
A eso se suma la presión ya existente sobre los suelos cultivables, resaltando el creciente cambio de usos de los mismos, especialmente el inevitable urbanismo descontrolado.
Efectos irremediables
Como humanidad, de acuerdo con Ureña, la situación se complica cuando se agrega la triste realidad de los efectos irremediables del cambio climático y lamentablemente todo recae sobre los recursos naturales, en particular en el suelo.
“Para mitigar la degradación de los suelos, debemos acelerar las investigaciones para dar respuestas firmes ante la seguridad alimentaria sin menoscabar la degradación de los suelos cultivables.
Parte de los estudios realizados por prominentes universidades han girado su mirada a técnicas de cultivos implementadas por culturas ancestrales”.
Dentro de estas cita técnicas ya probadas como dejar los campos de cultivo en barbecho (dejar la tierra descansar) después de varios años de cultivos, los cultivares asociativos en un mismo campo, con variedades que responden positivamente, la rotación de cultivos para romper con el hábitat de confort de las plagas.
Otra alternativa es crear islas de biodiversidad en las explotaciones agrícolas, reducir usos de plaguicidas, usar riego de precisión, establecer agricultura de precisión, tecnologías modernas en ciclos de cultivo.
Plantea reusar los residuos de cosechas para enriquecer los suelos, hacer técnicas de fertilización orgánicas asociados al enriquecimiento con microorganismos eficientes, esenciales en la recuperación de suelos degradados, sin dejar de lado las prácticas agrícolas de cobertura de suelos, cultivos de suelos protegidos en laderas, entre otras prácticas.
Afirma que hay también otras técnicas de muy interesantes que están llamando la atención que podrían aportar significativamente un espacio de solución como son la acuaponía, acuacultura, hidroponía y cultivos con ambientes controlados. Todo esto es importante, sostiene, pero lo más relevante es la educación y la responsabilidad que se debe asumir como individuos frente a madre tierra.
Suelo dominicano
A pesar de que el país goza de una gran diversidad de suelos, apenas hace dos años que se promulgó la Ley de Ordenamiento Territorial que debe regular el uso efectivo de cada terreno dependiendo de sus características y mejor aprovechamiento, tanto para el Estado como para el propietario, significó el geólogo Javier Rodríguez.
“Tenemos casos tan conocidos como las fértiles tierras de Moca, Salcedo, San Francisco de Macorís y parte de Santiago, que desde hace tiempo, están siendo usados para levantar obras civiles cuando debiera aprovecharse su potencial agrícola”.
A su juicio, de esa región, también se conoce su alto riesgo sísmico por la cercanía a la falla geológica activa, denominada Septentrional que pasa justamente por estas ciudades mencionadas. Estos terrenos son por igual muy blandos y alcanzan decenas de metros de profundidad sin llegar a la roca lo que implica adicionar un refuerzo a la estructura que, a veces, no se hace.
Buenos suelos
El geólogo define como suelos altamente productivos aquellos en regiones donde tienen una geología basada en rocas de origen volcánico, pues estos cuando se formaron, trajeron consigo una gran variedad de minerales ricos en elementos químicos, excelente fuente de nutrientes para la flora.
Entre esos citó casos como los del valle de San Juan, Constanza, Jarabacoa, Tireo y Bonao. Otros suelos, con características similares, aunque más alejados de fuentes de rocas volcánicas, y con buena porosidad para permitir una adecuada oxigenación del suelo lo confortan los terrenos del valle de Azua.
No obstante, estos, precisamente por su alta porosidad carecen de suministro de agua de escorrentías por lo que para su beneficio tienen que abastecerse de fuentes de aguas subterráneas, las cuales están sobreexplotadas y en tramos cercanos a la costa provocan que el agua de mar penetre subterráneamente contaminando con sal estas aguas y haciéndolas inservibles para el cultivo. Indica que suelos similares, pero con características de salinidad, ocurren en el valle del Cibao en la Línea Noroeste.
Lema
— Exhortación 2024
El lema de la conmemoración es “Mantengamos vivo el suelo, protejamos la biodiversidad del suelo”. Se refiere a seguir trabajando en pro de un suelo sano y fértil y que sus recursos sean cada día más sostenibles.
Revertir los daños
Plantamiento. Fulvio Ureña plantea que, con tan sólo reducir el consumo de carne roja, la gente ayudaría a reducir las emisiones de CO2 e influenciaría la disminución de la degradación de los suelos.
“Estamos perdiendo suelos fértiles con una celeridad que da miedo, ya de por sí hemos perdido un tercio de los cultivables”.
El experto insiste que hay que reflexionar con responsabilidad y dejar de pensar cómo figura individualistas y “aceptar que somos una parte fundamental como especie, en la responsabilidad con nuestra casa común”.