Dominación del grupo Hezbollah en el Líbano
SANTO DOMINGO.-El Líbano, una nación conocida por su rica historia y diversidad cultural, enfrenta hoy una de sus peores crisis políticas y económicas.
La influencia de Hezbollah, una organización que combina funciones políticas, militares y sociales, ha sido un factor determinante en el deterioro del país. Fundado en los años 80 con el apoyo de Irán, Hezbollah ha crecido hasta convertirse en la fuerza política más poderosa del Líbano, según el “Council on Foreign Relations”.
Esta organización recibe un respaldo financiero significativo de Irán, estimado en más de 400 millones de dólares anuales, lo que le permite mantener su poderío militar y su red de servicios sociales.
La situación actual es crítica. Desde octubre de 2022, el Líbano está sin presidente y con un gobierno paralizado. La falta de liderazgo ha exacerbado los problemas económicos, con una inflación descontrolada y una pobreza creciente. La incapacidad de los políticos libaneses para formar un gobierno funcional refleja un sistema político fracturado, dominado por intereses sectarios y la influencia de actores externos como Irán y Siria.
Hezbollah ha utilizado su fuerza militar para mantener su influencia, tanto dentro del Líbano como en sus fronteras. En abril de 2024, la organización lanzó decenas de cohetes contra posiciones israelíes en respuesta a ataques previos del ejército israelí en el sur del Líbano.
Estos intercambios de fuego, que comenzaron tras el inicio de la guerra en Gaza, han aumentado las tensiones y el temor de un conflicto mayor en la región.
La situación humanitaria es devastadora. Las aventuras de Hezbollah e insistencia en involucrar al Líbano en una guerra regional, hasta la fecha, los enfrentamientos han resultado en la destrucción completa de 1,700 casas y la afectación de 14,000 viviendas adicionales en el sur del Líbano, con pérdidas materiales que superan los mil millones de dólares.
Más de 10 millones de metros cuadrados de tierras agrícolas han sido devastados, impactando gravemente la economía agrícola del país. Además, el uso de bombas de fósforo blanco por parte de las fuerzas israelíes ha causado daños a largo plazo, que podrían durar aproximadamente una década.
Víctimas
Las víctimas civiles también han sido numerosas, con un total de 74 muertos, incluyendo 26 mujeres y 9 niños. En el lado de Hezbollah y otros grupos milicianos como Hamas y Amal, se han reportado aproximadamente 280 bajas.
El Gobierno libanés, en quiebra, no está en posición de proporcionar ayuda significativa para la reconstrucción, y Hezbollah destina la mayor parte de sus recursos a su maquinaria de guerra, y su influencia militar tanto en el Líbano como en Siria.
Esta falta de apoyo estatal y la predominancia de Hezbollah en el ámbito político, que se beneficia de la desestabilización del Líbano, dificultan enormemente la recuperación del país. La comunidad internacional, considerando la posición dominante de Hezbollah, ha mostrado reticencias en proporcionar asistencia, lo que agrava aún más la situación.
Los regímenes enemigos del Líbano se han dedicado a asesinar a muchas personalidades prominentes que, con su liderazgo, podrían reunificar al Líbano. Su primer objetivo es mantener secuestrada la voluntad del pueblo libanés, igual que Hamas con los palestinos.
Esta situación recuerda a los años 70 y 80, cuando el país estaba sumido en la guerra civil y figuras como Bashir Gemayel surgieron para unificar a diferentes facciones y crear una resistencia organizada. Bashir Gemayel, comenzando con un puñado de combatientes, logró formar una milicia respetable y unificó a todos los partidos políticos del mismo sentir, terminando por crear un país con un gobierno histórico, ejemplar y respetable.
Hoy, el Líbano necesita un liderazgo similar, alguien con la visión, determinación y valentía para enfrentar a Hezbollah y unificar al país. Los líderes actuales se limitan a discursos vacíos y posturas políticas sin tomar acciones efectivas en el terreno. Llorar y repetir el mismo discurso ya no basta.
Todos sabemos sobre la situación y el dominio de Hezbollah, por lo cual llegó el momento de hacer algo, tomar el control y actuar.
Es imperativo que la comunidad internacional entienda que el primer paso para la paz en el Medio Oriente hay que enfrentarlo de cara y con determinación. Hay que “podar la mata”, liberar la zona de las garras tanto de Hezbollah como Hamas y los Houthi. Todos sabemos que la misión empieza en Irán, quien financia, incita y manipula el terrorismo y la desestabilización en la zona.
Falta de decisiones
Tanto la ONU como los demás organismos internacionales han flaqueado en tomar las decisiones correctas, lo que hace dudar de su buena voluntad y efectividad que se esperaba de ellos y por lo que fueron constituidos. Deberían dejar el egoísmo, el sarcasmo político y la doble moral.
Saben bien la situación del Líbano tanto con relación al dominio de Hezbollah e Irán, como la crisis de los refugiados sirios. Mantienen a casi dos millones de refugiados en un país con pésimas condiciones socio-políticas, económicas y demográficas para asegurarse de que no vayan a Europa, que son países con una gran capacidad para absorber de forma organizada a la totalidad de estos refugiados, incluyendo los palestinos.
No negociaciones
Es urgente que los líderes libaneses comprendan que con organizaciones como Hezbollah no se puede negociar con la política tradicional.
Se requiere una demostración de fuerza y unidad para salvar lo que queda del Líbano. Igual que en 1975, muchos civiles están dispuestos a unirse a la causa y luchar por un futuro mejor para el país.
Esta crisis también evoca la figura del primer ministro Rafik Hariri, cuyo asesinato en 2005 marcó un punto de inflexión en la política libanesa.
Hariri, un defensor del desarrollo económico y la reconstrucción del Líbano, fue un fuerte oponente de la influencia siria en el país.
Su visión y liderazgo eran un faro de esperanza para muchos libaneses que anhelaban un futuro de paz y prosperidad.
La trágica pérdida de Hariri subraya la necesidad de líderes valientes y visionarios que puedan guiar al Líbano fuera de su actual crisis y restaurar su soberanía e identidad.
En resumen, el Líbano está en una encrucijada. La influencia de Hezbollah ha llevado al país a una crisis sin precedentes. Sólo un liderazgo fuerte y una acción decidida pueden cambiar este curso y salvar al Líbano de la ruina total.
Hoy día, en mi visión veo el Líbano como un paciente recién accidentado, desangrando por todos los lados, a punto de fallecer en la puerta de un hospital y que los médicos, quienes están llamados a salvar vidas, exigen ser pagados la totalidad de sus honorarios antes de atenderlo, olvidándose de su juramento profesional, interponiendo sus intereses económicos sobre la vida humana.
El autor es presidente del
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Libanés Sirio Palestino
Lo que falta
— Decisiones
La influencia de Hezbollah ha llevado al Líbano a una crisis sin precedentes. Sólo un liderazgo fuerte y una acción decidida pueden cambiar este curso y salvar al país de una ruina total.