La dura realidad de unas 97 mil mujeres que ejercen la prostitución en RD
Al menos 97 mil mujeres ejercen el oficio de trabajadoras sexuales en la República Dominicana. Muchas de ellas se ven atrapadas en un mundo oscuro, donde la esclavitud sexual se convierte en el camino pedregoso por el que transitan cada día. Otras son empujadas por la pobreza, la falta de oportunidades, la violencia de género y diversos factores socioeconómicos y culturales, que las conducen a la drogadicción, el alcoholismo y la depresión.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en la República Dominicana, más del 80% de las personas en contextos de prostitución tienen cargas familiares y alrededor de un tercio ha recurrido a los servicios sociales.
Este oficio no solo destruye vidas, matrimonios y familias, sino que también puede llevar, en los peores casos, a la muerte física y espiritual.
Desde la antigüedad, las personas esclavas dedicadas a este oficio eran explotadas, ya fueran niños, hombres o mujeres. Esto indica que los abusos y la explotación sexual tienen una larga historia.
La prostitución plantea desafíos importantes en términos de salud pública, ya que aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades de transmisión sexual y VIH. También presenta problemas de derechos humanos, ya que muchas personas que se dedican a la prostitución enfrentan estigmatización y discriminación.
Para abordar esta problemática, es necesario adoptar un enfoque integral que incluya medidas para combatir la pobreza, promover la educación y la igualdad de género, y brindar apoyo a las personas que se dedican a este oficio para que puedan acceder a oportunidades de vida dignas y seguras.
Historias detrás de la prostitución
En las sombras de la noche, donde las luces destellan promesas y los susurros de la ciudad se mezclan con el palpitar del deseo, se encuentra Rubí Segura, una joven de 26 años. Su nombre es apenas un murmullo entre los callejones, donde la realidad es áspera y la esperanza es un lujo que pocos se pueden permitir.
Segura no eligió este camino, pero la vida la empujó a él con una fuerza incontenible. Criada en un hogar marcado por la pobreza y la violencia física y sexual, tuvo que abandonar la escuela a temprana edad, donde los sueños de un futuro mejor se desvanecieron ante la cruda realidad de tener que sobrevivir en un mundo implacable.
Nos cuenta que a temprana edad fue incorporada por una amiga a la “venta de su cuerpo”. Pero, cuando decidió despertar de su cruda realidad, se encontraba sumergida en la drogadicción, depresión, discriminación y el alcoholismo.
Rubí sueña con un mañana donde pueda dejar atrás las sombras y abrazar la luz, un día donde su historia sea más que la de una prostituta, donde su voz sea escuchada y su dolor sea sanado.
Stefany Rodríguez, alias “La China”, una joven de piel mulata, es otra mujer que se vio atrapada en la trampa de la prostitución en busca de una salida económica rápida. Tentada por una amiga que le prometió dinero fácil y rápido que la industria del sexo ofrecía, lo que parecía una solución temporal pronto se convirtió en una pesadilla sin un final feliz.
Rodríguez es madre de dos hijos y se encuentra atrapada en un ciclo de explotación y abuso, donde su cuerpo se convirtió en una mercancía para ser comprada y vendida. La vida en las calles la expuso a peligros constantes y sufrimientos inimaginables, dejando cicatrices físicas y emocionales que nunca desaparecerán.
Jacqueline Montero: De la prostitución a la política
A pesar de ser un tema complejo y controvertido, Jacqueline Montero, directora del Movimiento de Mujeres Unidas (MODEMU) y ex trabajadora sexual, cree que la paternidad irresponsable y la falta de ingresos económicos son los principales factores que influyen para que una mujer se inserte en el trabajo sexual.
Jacqueline afirmó que fue trabajadora sexual durante 12 años. Cuenta que “hay heridas que a uno le quedan físicas y hay otras en el alma que no se ven porque hay demasiados hombres abusadores que tienen fantasías sexuales que no pueden hacer con su esposa y buscan a una trabajadora sexual”.
La representante de las mujeres que ejercen la prostitución indicó que MODEMU organiza congresos y talleres para que sus integrantes aboguen por sus derechos e invita a las autoridades para que conozcan la causa. Agregó que “nosotros les ofrecemos lo que necesiten de apoyo legal y emocional a través de un proyecto que tenemos llamado CBC, una organización con sede en Jamaica”.
Montero afirma que más del 80% de las personas que se incorporan en este mundo han sido abusadas sexualmente. Además, muchos asesinatos de trabajadoras sexuales quedan impunes, sin que los familiares de estas víctimas reciban justicia.
La también militante política por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) relató que, en un principio, cuando fue diputada durante el periodo 2016-2020, fue discriminada por haber sido trabajadora sexual. Sin embargo, luego vio progreso en los proyectos que sometía. “Me aprobaron una resolución para dar educación sexual en las escuelas, una resolución para poner guarderías infantiles en los municipios y una resolución para una unidad de VIH en el hospital de Haina”, mencionó.
En el trasfondo de la sociedad dominicana, las historias de Rubí, Stefany, Jacqueline y miles más, revelan un panorama complejo y doloroso de la realidad de la prostitución en la República Dominicana. Detrás de las cifras y los estigmas, hay vidas marcadas por la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades. Son madres, hijas, hermanas, con sueños y esperanzas que merecen ser escuchados y respetados. Su lucha no es solo por sobrevivir, sino por encontrar la luz en un camino marcado por la oscuridad.