La presa de Monte Grande inunda parcelas de productores en Azua

Su construcción tomó una década y una inversión de casi US$700 millones. De ahí que la inauguración el pasado 25 de enero de la presa de Monte Grande, calificada por el presidente Luis Abinader como el «sueño de décadas», parecía una buena noticia para los residentes en la zona, ya que los objetivos principales de la obra son el desarrollo agrícola y evitar inundaciones del río Yaque del Sur.

Paradójicamente, para los productores del distrito municipal Hato Nuevo Cortés, en Azua, con 4,700  residentes cuyo sustento proviene de la agricultura, la anegación que provoca el llenado de la presa es la amenaza mayor.

El muro de contención de 2.2 kilómetros de ancho puede contener 350 millones de metros cúbicos de agua y apenas va por el nivel 177 de 197, según datos de las autoridades, y ya les ha afectado los cultivos en los parajes Boca de Mula, Manzanillo y Buey.

Patricio Matos, de 56 años, es uno de los perjudicados.  El pasado jueves, él y otros agricultores no pudieron entrar a sus parcelas por la inundación. Ese día, intentaban salvar algunos racimos de plátanos, pero ya el exceso de agua los había dañado, señala.

Es decir, que, en vez de una ayuda, los nativos de la comunicad, perteneciente al municipio de Las Yayas de Viajama, ven la obra como la mayor amenaza que ha tenido este pueblo, fundado como un hato ganadero en los años del 1500 por el español Hernán Cortés. De ahí su nombre.