Norteamericanas colaboraron en red Discovery para estafar a conciudadanos
Para llevar a cabo las estafas a ciudadanos estadounidenses desde República Dominicana en los llamados call centers (centros de llamadas), la red Discovery necesitaba reclutar personas con conocimientos de tecnología y manejo del idioma inglés.
En el expediente con el que el Ministerio Público busca la prisión preventiva contra al menos 38 personas, figura el nombre de dos mujeres de nacionalidad estadounidense que desempeñaron las funciones de «abridoras» y «cerradoras» de los procesos fraudulentos: Cristina Lhin Yeng y Linda Pérez.
Según el órgano persecutor, el pasado 02 de marzo, Yeng y Pérez fueron detenidas infraganti junto a otros empleados en Rodcat Contact Center, un centro de llamadas propiedad del supuesto integrante de la banda Los Trinitarios, condenado y deportado por drogas, Mayobanex Braulio Rafael Rodríguez Fernández.
El establecimiento está ubicado en la calle Principal No. 25, residencial Las Carmelitas, en Santiago, lugar donde las implicadas tienen su residencia.
De acuerdo al expediente, Linda Pérez era «abridora». El esquema, que según el Ministerio Público, era liderado por Sucre Rafael Rodríguez Ortiz (Darimán y/o Dari) y Pablo Miguel Balbuena (a) La Válvula y que tenía como gerente operativo a José Eliezer Rodríguez, define como «abridor» al operador clandestino, que se encarga de abrir el camino hacia las víctimas, a través de la captación de su atención y obtención de información personal.
Los «abridores» tenían un guión establecido, con preguntas o situaciones que debían leerles a sus víctimas para convencerlas al pago de dinero.
“Informan de manera engañosa una situación de emergencia, preocupación, de alarma, de presión psicológica, en la cual hace que la víctima rápidamente acceda a conseguir el dinero y depositarlo a la estructura criminal, en la modalidad de transferencia”, cita el expediente de 298 páginas.
A ese contacto inicial con la víctima le sucedía «el cerrador», el puesto que supuestamente ostentaba Cristina Lhin Yeng en ese call center.
El «cerrador», describe el expediente, es un operador clandestino, de inglés fluido y con habilidades para el convencimiento a través de la palabra, toda vez, que dentro de su propio guión toma el control de la conversación, limitando a la víctima a dos cosas: contestar su requerimiento y a depositar las altas sumas de dinero, con lo cual se configura los tipos penales de la extorsión y la estafa.
“Infundían terror a personas dicidiéndoles que podían secuestrarlos a ellos y su familia. Esto les garantizaba que las víctimas pudieran depositar altas sumas de dinero en dólares, logrando así el resultado del crimen”, describe el Ministerio Público.