Presos con enfermedades crónicas mueren por falta de medicamentos

SANTO DOMINGO.- Pese a las acciones para descongestionar los centros penitenciarios dominicanos, el Estado tiene un reto por delante: dignificar la vida de los internos con enfermedades crónicas.

En un levantamiento realizado por la Defensoría Pública se constata que los internos con condiciones especiales enfrentan un escenario adverso. A la carga que representa estar privado de libertad se suma la incertidumbre de morir por ni siquiera tener acceso a medicamentos.

A raíz del informe que anualmente realiza la Defensoría Pública, el Poder Judicial ha tenido que responder. Se vio obligado a promover un Plan de inclusión de las personas privadas de libertad. El  plan no pasa del papel. Pero la Defensoría argumenta que ahora se tiene la intención de prestarles especial atención a los internos con enfermedades crónicas. Se aboga por aquellos que, por un tema de sobrepoblación en las cárceles, se dificulta el cuidado, higiene y seguimiento.

Se busca que esos reclusos que no puedan cumplir una privación de libertad por enfermedad, al menos se les permita morir en sus casas.

El recorrido por las cárceles

Elizabeth Rodríguez, quien es Coordinadora de la Comisión de Cárceles de la Defensa Pública, visitó las cárceles del nuevo y viejo modelo penitenciario. Su objetivo: verificar la situación actual de internos considerados como grupos vulnerables. En el recorrido confirmó que “los enfermos crónicos y mayores privados de libertad viven en condiciones alarmantes”.

En el Centro de Corrección y Rehabilitación El Pinito, La Vega, se encontró con el interno Carlos Díaz, de 48 años. En ese momento un cáncer de estómago terminal le arrebataba la vida. Sus esperanzas de morir cerca de su familia se desvanecían entre las paredes y barras de la cerda.

Díaz cumplía con todas las condiciones para que se le contemplara algún cumplimiento especial por enfermedad. La Defensoría relata en un informe que “se realizaron varias gestiones a los fines de que se le diera una autorización para realizarle procedimientos médicos”. El cáncer le ganó la carrera mientras esperaba el permiso. Falleció en diciembre de 2021.

La diabetes pisa fuerte entre los reclusos de las cárceles visitadas

De todos los casos de enfermos crónicos identificados por la Defensoría, cerca del 2 por ciento padece diabetes tipo 2. Algunos dependientes de insulina. Pero los medicamentos no llegan.

El interno Félix Antonio Arias, de 61 años, es diabético desde hace 25 años. Cumple condena de 20 años en Centro Harás Nacionales. La diabetes la tiene descontrolada. Hubo que amputarle el dedo del pie izquierdo. Usa insulina dos veces al día y la enfermedad le come la vista.

Al interno Raymundo Ureña, del Centro de Corrección y Rehabilitación San Francisco de Macorís, la diabetes también le tumba el pulso. Se le amputó el primer dedo del pie derecho.  Por la condiciones de salubridad, ya es candidato a posible cirugía para ver el pie en el área del hueso. También es dependiente de insulina. Cumple condena de 30 años.