Diez claves para manejar la gastroenteritis infantil
La causa más típica de la gastroenteritis infantil es una infección, generalmente vírica, aunque también puede ser bacteriana, y más raramente, provocada por un parásito intestinal.
Julio Maset, médico de la compañía farmacéutica Cinfa, explica que no suele ser una patología grave, al menos en nuestro entorno, “pero sí resulta muy común en niños menores de cinco años”.
En niños menores de dos años, los rotavirus son los principales causantes de la gastroenteritis y, así mismo el primer motivo de hospitalización en menores de cinco años.
La diarrea es el síntoma más característico de esta dolencia. Además con frecuencia, pueden aparecer vómitos, falta de apetito, dolor abdominal en forma de retortijones o fiebre. En ocasiones, puede aparecer mucosidad en las heces y, más raramente, sangre, motivo de consulta inmediata al pediatra.
“El mayor peligro, sobre todo para los niños y niñas más pequeños, es que la diarrea líquida y los
vómitos frecuentes causen un cuadro de deshidratación, si el intestino no es capaz de tolerar o
retener los líquidos y las sales durante días. Podemos reconocerla fácilmente por signos como la
boca seca, llanto sin lágrimas, ojos hundidos y menor cantidad de orina”, advierte el doctor Maset.
Evitar la deshidratación y el contagio
Para evitar la deshidratación, los expertos recomiendan ingerir líquido cada vez que se produzca un vómito o una deposición, de forma que así reponga el que vaya perdiendo.
“Es importante no forzar al menor a beber, sino darle el líquido sólo si tiene sed y en pequeñas cantidades, siguiendo las indicaciones del pediatra. Son altamente recomendables las soluciones o sueros de rehidratación oral y deben evitarse las bebidas isotónicas para deportistas, así como los zumos y refrescos, ya que contienen gran cantidad de azúcar, que no es recomendable en estos casos de gastroenteritis”, sostiene el experto.
No es necesario el ayuno, ni imprescindible una dieta astringente.
El doctor Maset afirma: “Lo recomendable es darle al ‘peque’ alimentos suaves de su dieta habitual y evitar, al igual que con los líquidos, los que contienen exceso de grasas o azúcares. En lactantes, se debe continuar con la lactancia materna o el tipo de leche habitual, sin cambiar la fórmula ni rebajar su concentración”.
Por otro lado, para prevenir el contagio, es necesario tener en cuenta que esta patología de origen vírico se transmite con facilidad. Generalmente, se propaga de la mano a la boca, pero también puede contagiarse al estornudar, toser y escupir.
“Los más pequeños son especialmente proclives a contagiarse entre ellos, debido a su manera de
relacionarse y de jugar, en la que hay mucho contacto físico. Por ello, la mejor medida de prevención
es extremar la higiene y, sobre todo, enseñar a nuestros hijos e hijas a lavarse las manos de una
manera adecuada y predicar con el ejemplo”, recomienda el experto de Cinfa.
Claves contra la gastroenteritis infantil
1. Hidrátale en cantidad adecuada, pero poco a poco. Durante los episodios más agudos de la enfermedad, asegúrate de que tu hijo o hija repone los líquidos y sales que está perdiendo, pero no le hagas beber demasiado de golpe, pues puede provocarle nuevos vómitos.
2. Apuesta por las soluciones de rehidratación y evita las bebidas isotónicas. Tomar sueros de rehidratación oral cada poco tiempo es la mejor opción para evitar la deshidratación del menor. En cambio, las bebidas isotónicas están pensadas únicamente para adultos durante la práctica deportiva.
3. Inicia su alimentación habitual en cuanto sea posible. El niño o niña debe comer en cuanto tenga apetito, no es necesario ayunar ni una dieta astringente. Ofrécele alimentos suaves de su dieta habitual que le resulten apetecibles e irá pidiendo más comida a medida que se sienta mejor. Los únicos alimentos desaconsejados son los que contienen demasiada grasa o azúcares.
4. Continúa con la hidratación entre las comidas o tomas. No dejes de darle el pecho o el biberón. Si es lactante, debe seguir tomando el pecho; incluso, puedes aumentar la frecuencia de las tomas y hacerlas más cortas. Si toma biberón, no necesitas cambiar la fórmula ni rebajar su concentración. Y, si toma papillas y purés, puedes seguir con su alimentación habitual.
5. Vigila ciertas señales de deshidratación. Sabrás si tu hijo o hija está deshidratado si tiene los labios y la boca secos, los ojos hundidos y lleva mucho tiempo sin orinar. En bebés pequeños, no mojan el pañal, lloran sin lágrimas y, si avanza, la parte blanda que tiene en la parte superior de la cabeza se puede hundir por la deshidratación. Además, pueden mostrarse faltos de energía, como aletargados.
6. Consulta a tu farmacéutico sobre los probióticos. Tu médico o farmacéutico pueden recomendarte probióticos para ayudar a repoblar la flora intestinal y acortar algo la duración de la diarrea.
7. Evita medicarle, a no ser que te lo indique el pediatra. No existe medicación específica para la gastroenteritis vírica; los antibióticos no son efectivos y pueden alargar la duración de la diarrea además del riesgo de reacciones adversas, innecesarias en este caso. Siguiendo las indicaciones de tu médico, puedes dar a tu hijo o hija antipiréticos para aliviar la fiebre, pero no es necesario, salvo indicación específica, el empleo de antieméticos (fármacos para controlar el vómito) y antidiarreicos.
8. Máxima higiene para prevenir el contagio. Enseña a tu hijo o hija a lavarse las manos cuidadosamente con agua tibia y jabón, durante, al menos quince segundos, después de ir al baño y antes de comer. Por tu parte, procura predicar con el ejemplo y hacer lo mismo frecuentemente, sobre todo después de ir al servicio, tras cambiar los pañales o asear a tu pequeño y antes de cocinar y comer. Y tras un episodio de vómitos o diarrea dentro del hogar, limpia y desinfecta lo antes posible las superficies que se hayan podido contaminar, pues el contacto directo puede producir el contagio. Pon especial cuidado en el baño y la cocina y en los utensilios y superficies empleados para cocinar.
9. No lo lleves a la escuela hasta que esté mejor. Aunque es mejor no limitar la actividad del menor y, pese a que la mayoría de las gastroenteritis en nuestro entorno son leves, espera a que se encuentre mejor para llevarlo al colegio o la guardería, pues hasta entonces puede contagiar a otros niños de la clase.
10. Acude al pediatra si observas ciertos síntomas. Pese a que la mayoría de los casos de gastroenteritis infantil ceden por sí solos a los pocos días, si aprecias signos de deshidratación en el niño o niña, si presenta fiebre alta que no cede o si ves sangre en sus deposiciones, debes acudir inmediatamente al médico para que lo valore.