Cuando tienes vértigo, sientes que todo gira alrededor o que tú estás dando vueltas. Por fortuna, algunos ejercicios pueden ayudarte a aliviar esta molesta condición.
El vértigo cervical, también conocido como vértigo cervicogénico, se produce a partir de una disfunción en las estructuras de la columna vertebral, en la región del cuello. Esta disfunción altera la información que el cerebro recibe sobre la posición y el movimiento del cuerpo, lo que provoca mareos y desorientación.
Los síntomas del vértigo afectan la calidad de vida, por lo que se vuelve necesario encontrar una solución. Además del tratamiento médico y de fisioterapia, existen ejercicios que pueden realizarse en casa para intentar aliviar las molestias.
¿Qué tener en cuenta antes de comenzar con los ejercicios?
Es importante destacar que, además del cervical, existen más tipos de vértigo. Algunos provienen de problemas en los oídos, mientras que otros se originan en enfermedades asentadas en el encéfalo.
Los ejercicios que te proponemos a continuación están diseñados para mejorar los síntomas del vértigo de origen cervical. Es decir, aquellos que tienen como causa una afección en la columna vertebral.
Por otra parte, a la hora de iniciar una rutina de este tipo, debes prestar mucha atención a tu cuerpo y sus respuestas. Los movimientos deben sentirse agradables, suaves y controlados. No tienes que hacer sobreesfuerzos ni sentir dolor.
Evita los cambios de posición bruscos o rápidos. Ello podría ser contraproducente y agravar los síntomas.
Es posible experimentar mareos mientras realizas los ejercicios para tratar el vértigo cervical. Si es el caso, detente y espera a que desaparezcan. También debes detenerte de inmediato si experimentas dolor de cuello, hormigueos o calambres.
Con los cuidados anteriores en mente, puedes probar alguno de los diez ejercicios que ayudan a minimizar la falta de equilibrio y los mareos por problemas cervicales. Con paciencia y constancia, los síntomas deberían mejorar después de semanas de práctica regular.
1. Rotaciones de cuello
Este ejercicio sencillo, conocido como head shake en inglés, consiste en girar la cabeza a los lados diciendo «no». Es también una opción para abordar la espondiloartrosis.
El paso a paso es el siguiente:
Comienza de pie o sentado con comodidad, con la espalda recta y los hombros relajados, hacia abajo y alejados de las orejas.
Gira lentamente la cabeza hacia la derecha, como si estuvieras mirando por encima del hombro.
Mantén la posición durante 30 segundos.
Vuelve con suavidad a la pose inicial.
Repite el movimiento, girando la cabeza hacia la izquierda y sosteniendo durante 30 segundos más.
Realiza 20 repeticiones, dos veces al día.
2. Asentir con la cabeza
Este movimiento implica una flexión y extensión cervical, como diciendo «sí». También es útil para la espondiloartrosis y esta es la manera de realizarlo correctamente:
Siéntate o párate con la espalda recta y los hombros relajados.
Inclina la cabeza hacia adelante, llevando la barbilla hacia el pecho.
Mantén esta posición durante 30 segundos.
Vuelve poco a poco a la pose inicial.
Ahora inclina la cabeza hacia atrás, mirando hacia el techo.
Mantén esta posición durante 30 segundos.
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Repite 20 veces, dos veces al día.
3. Oreja a hombro
Con este movimiento se busca el estiramiento del músculo trapecio superior y el alivio de la tensión en el cuello. Esto es lo que debes hacer:
Siéntate o párate con la espalda recta y los hombros relajados, hacia atrás y abajo.
Inclina poco a poco la cabeza hacia un lado, tratando de acercar la oreja al hombro, con la mirada hacia delante.
Con la mano del mismo lado al que te inclinas, genera presión sobre el cráneo, hacia abajo, para que descienda más y cada vez quede más cerca la oreja del hombro.
Sostén esta posición durante 15-30 segundos.
Vuelve con suavidad a la posición inicial y haz el movimiento hacia el otro lado.
Repite el ejercicio 20 veces, en dos momentos del día.