Los avances en tratamientos quirúrgicos permiten vivir con cáncer de próstata

Los avances en tratamientos quirúrgicos permiten vivir con cáncer de próstata

El cáncer de próstata es común hasta el punto de que si todos los hombres vivieran hasta los 90 años o más, todos los hombres lo habrían desarrollado.

El sistema reproductor masculino está formado por el pene, el escroto, los testículos, el epidídimo, el conducto deferente, las vesículas seminales y la próstata. El pene y la uretra también forman parte del sistema urinario en el hombre.

La próstata ayuda a producir el semen, un líquido blanquecino que lleva a los espermatozoides desde los testículos hasta el pene cuando hay una eyaculación. Está situada justo debajo de la vejiga, rodea la uretra, el tubo que conduce la orina fuera de la vejiga a través del pene. En los hombres jóvenes tiene el tamaño de una nuez, pero con la edad, crece y puede oprimir la uretra obstruyendo el flujo de la orina y causando problemas urinarios molestos.

Hiperplasia prostática

Cuando la próstata aumenta de tamaño, aparecen síntomas como necesidad de orinar más veces al día de lo normal, no poder aguantar las ganas y levantarse muchas veces por la noche para ir al baño, sentir ardor al miccionar o bien orinar poca cantidad y con poca fuerza en el flujo de la orina.

Ante alguno de estos síntomas es importante acudir al médico, porque puede existir el riesgo de padecer hiperplasia prostática benigna (HPB), cuando la próstata se agranda, o prostatitis, inflamación de la próstata, e incluso cáncer de próstata.

“Aproximadamente uno de cada ocho hombres será diagnosticado con cáncer de próstata a lo largo de su vida. Es más propenso a desarrollarse en hombres de edad avanzada y en hombres de raza negra, pero la mayoría de los casos se diagnostica en mayores de 65 años. El diagnóstico y tratamiento temprano de la enfermedad garantizan un mayor índice de curaciones” señala el doctor Venancio Chantada, especialista en Urología del Hospital Quirónsalud A Coruña.

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Doctor Venancio Chantada, especialista en Urología del Hospital Quirónsalud A Coruña. Foto cedida

El cáncer de próstata y los avances

El cáncer de próstata sucede cuando en el ADN de sus células se producen cambios. El ADN contiene las instrucciones necesarias para que las células funcionen correctamente.

Estos cambios hacen que las células cancerígenas crezcan y se dividan más rápido que las células normales, y se mantienen vivas cuando las otras van muriendo.

Esto provoca que se acumulen formando un tumor que puede ir creciendo, ocupar el tejido cercano o invadir otras partes del cuerpo provocando metástasis.

Por eso es importante realizar revisiones urológicas regulares a partir de los 50 años, especialmente si se observa algún síntoma preocupante al orinar. Si existen antecedentes familiares de este tipo de cáncer, las revisiones se deben adelantar a los 40 o 45 años.

“El perfil del paciente es cada vez más joven con tumores poco agresivos fácilmente curables. Una excepción son los tumores hereditarios que suponen el 15 por ciento de los cánceres de próstata. A veces, cuando un padre tiene este tumor y lo hereda el hijo, se suele desarrollar en edad más temprana y con mayor agresividad”, añade el doctor Chantada.

El cáncer de próstata ocupa el primer lugar en enfermedades malignas más frecuentes en hombres y es la quinta causa de muerte por cáncer en el mundo. Cada año, en España, se diagnostican más de 25.000 nuevos casos y van aumentando en los últimos años, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Este aumento se debe, principalmente, al envejecimiento de la población y al aumento de la esperanza de vida. Por eso es fundamental la detección temprana, para conseguir reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

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En la década de los 70, un factor que revolucionó el diagnóstico precoz de cáncer de próstata fue el descubrimiento del Antígeno Específico de Próstata (PSA), que ha conseguido reducir hasta un 21 por ciento las muertes causadas por este tumor.

El PSA es una proteína producida por las células de la glándula prostática, normales y malignas. Cuando se realiza un análisis de sangre para comprobar si hay tumor en la próstata, se mira el nivel de concentración de esta proteína en la sangre, si es elevado es porque el paciente sufre cáncer de próstata.

“Actualmente podemos hacer un primer diagnóstico más preciso gracias a las pruebas de imagen como la resonancia magnética y la biopsia de fusión y disponemos de estudios específicos para localizar la enfermedad fuera de la próstata como el PET”, explica el doctor Darío Vázquez-Martul, especialista en Urología del Hospital Quirónsalud A Coruña.

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Doctor Darío Vázquez-Martul, especialista en Urología del Hospital Quirónsalud A Coruña. Foto cedida

El tratamiento para el cáncer de próstata depende del estado del tumor, si se ha propagado a otras partes del cuerpo, de la salud del paciente y de los posibles efectos secundarios que puede tener el tratamiento.

Si el cáncer ha desarrollado metástasis, es difícil de curar, sin embargo, en muchos casos, con el tratamiento adecuado, se puede convertir en una enfermedad crónica y sobrevivir a la enfermedad.

“En la actualidad el cáncer de próstata dispone de un amplio abanico de tratamientos tanto médicos como quirúrgicos, incluso con radioterapia, que proporcionan una medicina personalizada a cada perfil de paciente, pudiendo adoptar la fortaleza del tratamiento a la agresividad individual de cada tumor”, afirma el doctor Vázquez-Martul respecto a los avances contra este tumor.

También se están introduciendo tratamientos menos invasivos como la cirugía robótica o la terapia focal, un tratamiento quirúrgico que consiste en tratar solo la parte de la próstata donde está localizado el tumor.

El diagnóstico de cáncer es un suceso estresante en la vida de cualquier persona, provocando miedo, ansiedad, depresión, así como el temor que los efectos secundarios puedan producir físicamente al paciente.

En el caso del cáncer de próstata, existen bastantes posibilidades de que el tratamiento provoque incontinencia urinaria, disfunción eréctil o pérdida de la libido. Actualmente estas complicaciones no se dan a menudo gracias a los avances quirúrgicos menos agresivos, como la laparoscopia convencional o la asistencia robótica.