Usuario de Twitter fue sentenciado a 150 horas de servicio comunitario por publicar un tweet ofensivo 

Un usuario de Twitter del Reino Unido fue sentenciado a 150 horas de servicio comunitario por publicar un tuit considerado “extremadamente ofensivo” sobre Sir Tom Moore, un oficial del ejército británico que recaudó dinero para el Servicio Nacional de Salud de ese país (NHS) durante la pandemia.

El usuario de Twitter se llama Joseph Kelly y un día después de la muerte de Moore publicó lo siguiente: “El único buen soldado británico es uno que está muerto, arde anciano ardeeeee”. Después de 20 minutos borró la publicación. Cabe señalar que Moore fue nombrado caballero por la Reina por su compromiso durante la pandemia y otros logros.

A raíz de ese Tweet, Kelly fue investigado, y encontrado culpable en febrero del año pasado. Ahora llegó su sentencia: 18 meses de supervisión y 150 horas de trabajo no remunerado en forma de una Orden de Reembolso de la Comunidad Escocesa (CPO).

Su abogado dijo que su cliente simplemente se equivocó y tomó medidas para resolver el problema casi de inmediato: borró el tweet apenas 20 minutos de haberlo escrito.

“Su nivel de criminalidad era una publicación en estado de ebriedad, en un momento en que estaba luchando emocionalmente, de lo cual se arrepintió y eliminó (la publicación) casi al instante”, destacó su abogado defensor Tony Callahan.

Sin embargo esa explicación no fue suficiente para la justicia que decidió hacer de éste un ejemplo para disuadir, a futuro, a otros usuarios a manifestarse de forma agresiva en las redes sin temor a represalias.

Después de haber escuchado la evidencia, mi opinión es que este fue un tuit sumamente ofensivo. La disuasión es realmente mostrarle a la gente que a pesar de los pasos que tomó para tratar de resolver el asunto, tan pronto como se presiona el botón azul, eso es todo. Es importante que otras personas se den cuenta de lo rápido que las cosas pueden salirse de control. Usted es un buen ejemplo de eso, al no tener muchos seguidores”, dijo el alguacil Adrian Cottam, al leer la sentencia de Kelly.

El usuario de Twitter fue declarado culpable en virtud de la Sección 127 de la Ley de Comunicaciones del Reino Unido. La ley originalmente estaba destinada a enjuiciar a personas que decían cosas ofensivas por teléfono, pero desde entonces se ha utilizado también para castigar los contenidos considerados muy ofensivos en las redes sociales.

No es la primera vez que un ciudadano de ese país fue declarado culpable de infringir dicha norma por acosar o insultar a figuras públicas.

Son varios los países que se están planteando reformas para las normativas que regulan este tipo de contenidos. En algunos casos se busca que las plataformas asuman un mayor grado de responsabilidad por el contenido que permiten circular.

Cabe recordar la polémica en torno a la sección 230, de la Ley de Decencia en las Comunicaciones, en Estados Unidos. A mediados de 2020, el Departamento de Justicia de EE.UU presentó una reforma, en línea con una orden ejecutiva firmada por Trump, que busca disminuir las exenciones de las que gozan las plataformas.

La Sección 230 es una disposición de la Ley de Decencia de Comunicaciones de 1996 que afecta a todos los foros online, lo cual abarca desde Twitter o Facebook hasta los comentarios en cualquier página. Según esa disposición, los operadores del foro no pueden ser considerados responsables de lo que los usuarios comparten en sus sitios, incluso si implica alguna infracción de la ley.

Pero más allá de la responsabilidad que se les pueda atribuir o no a las plataformas, existen diferentes normativas bajo las cuales se pueden presentar demandas por diferentes tipos de daños. En Argentina, por ejemplo, en 2018 hubo un fallo inédito donde se condenó a una usuario en Twitter por el delito de calumnias e injurias.

Una mujer inventó una cuenta de Twitter y desde allí denunció a un hombre por haber cometido una serie de delitos. Las acusaciones se viralizaron y el apuntado sintió que eso afectaba su nombre y su honor. Así que fue a la Justicia y al cabo de un año convirtió su caso en el primer precedente judicial sobre el que habrá que estar alerta: publicar en redes sociales una incriminación falsa puede terminar en una condena