Osos de agua, el animal que no necesita comer
El tardígrado, también llamado «oso de agua», es el animal más resistente conocido, en una investigación reciente se encontró que el diminuto organismo puede sobrevivir hasta un año sin comer
En el mundo de los microorganismos, donde la supervivencia es una batalla constante, el tardígrado emerge como un campeón indiscutible. Estos diminutos invertebrados, también conocidos como “osos de agua”, miden apenas entre 0,3 y 0,5 milímetros de largo. Aunque su tamaño es minúsculo, su capacidad para sobrevivir en condiciones extremas ha fascinado a científicos y curiosos por igual. Una de las características más sorprendentes del tardígrado es su capacidad de mantenerse vivo sin necesidad de alimentos durante periodos increíblemente largos, incluso años.
La clave de la resistencia de los tardígrados radica en su habilidad para entrar en un estado conocido como criptobiosis. Durante ese proceso, los tardígrados pueden deshidratarse casi por completo, reduciendo su contenido de agua a tan solo un 3% de su peso corporal. En este estado, su metabolismo se ralentiza a niveles prácticamente imperceptibles, dejando de requerir cualquier tipo de alimento. La criptobiosis permite a los tardígrados soportar temperaturas extremas, tanto altas como bajas, radiación, falta de oxígeno y presiones extremas, ya sea en el fondo del océano o en el vacío del espacio exterior.
Los científicos han descubierto que los tardígrados pueden resistir temperaturas que van desde casi el cero absoluto (-273°C) hasta más de 150°C. Pueden sobrevivir en espacios de alta radiación ionizante, con una tolerancia a la radiación incomparable en el mundo animal. La clave de esta resistencia parece estar en las proteínas especiales que protegen sus células y en la producción de un azúcar llamado trehalosa, que preserva las estructuras celulares durante la deshidratación.
Una dieta simple y esporádica
En condiciones normales, los tardígrados se alimentan principalmente de líquidos celulares de las plantas, algas y en algunos casos, de pequeños invertebrados. Sin embargo, su estructura biológica única les permite resistir largos periodos sin alimento. Una vez que se rehidratan y regresan a un estado activo, pueden retomar sus funciones biológicas habituales y alimentarse de nuevo sin haber sufrido daños significativos durante la pausa.