¿Qué es la diabetes y cómo esta enfermedad afecta a las personas? Aquí te lo contamos
La diabetes mellitus es una de las enfermedades crónicas más comunes a nivel mundial, y su prevalencia ha aumentado significativamente en los últimos años; de acuerdo con los más recientes estudios, el 13.45% de la población dominicana padece de diabetes.
Una de las complicaciones más serias y devastadoras de la diabetes, que muchas veces pasa desapercibida hasta que ya es muy tarde, es la retinopatía diabética, una enfermedad ocular que, si no se detecta a tiempo, puede llevar a la pérdida de visión irreversible.
La retinopatía diabética es la principal causa de ceguera en personas de edad productiva a nivel mundial. Esta enfermedad afecta la retina, la capa de células sensibles a la luz en la parte posterior del ojo, encargada de enviar las señales visuales al cerebro.
En pacientes con diabetes, los altos niveles de glucosa en sangre pueden dañar los pequeños vasos sanguíneos de la retina, lo que provoca filtraciones de líquido, sangrados, obstrucción de estos vasos, formación de vasos anormales y desprendimientos de retina. A medida que la enfermedad progresa, puede llevar a la pérdida de visión de forma irreversible.
Los principales factores que aumentan el riesgo de desarrollar retinopatía diabética incluyen: diabetes de larga duración (a mayor tiempo con diabetes, mayor es el riesgo de desarrollar complicaciones oculares.), mal control de la enfermedad (altos niveles de glucosa en sangre), hipertensión arterial (aumenta el riesgo de daño a los vasos sanguíneos), colesterol elevado y tabaquismo.
Prevención
Una de las mejores formas de prevenir la retinopatía diabética es mantener un control adecuado de los niveles de glucosa en sangre. Esto se logra con una dieta saludable, ejercicio regular y el seguimiento estricto de las indicaciones médicas. Además, es crucial controlar otros factores como la presión arterial y los niveles de colesterol.
En sus etapas iniciales e intermedias la retinopatía diabética no produce síntomas visuales por lo que una persona pudiera presentar cambios importantes que ameriten tratamiento sin tener cambios en su visión. De ahí radica la importancia de los chequeos oftalmológicos anuales, por profesionales calificados, con dilatación de la pupila, que nos permiten la detección y tratamiento oportuno, antes de que la enfermedad comprometa la visión de forma permanente.
Dentro de las opciones de tratamiento más frecuentes están la fotocoagulación con láser, las inyecciones intravítreas de medicamentos y la cirugía de retina. Está demostrado que los tratamientos en etapas tempranas reducen significativamente los riesgos de pérdida visual a largo plazo.
Siempre de la mano de un especialista
Es importante destacar que solo los oftalmólogos están capacitados para realizar el diagnóstico de retinopatía diabética luego de un examen de fondo de ojo con dilatación pupilar. Puede que le indiquen estudios como la angiografía con fluoresceína (estudio donde se le inyecta un colorante vegetal por la vena del brazo para luego tomarle múltiples fotos del ojo con una cámara especial que permite identificar los vasos defectuosos de la retina) o una tomografía de la retina (OCT, por sus siglas en inglés, que permite estudiar las capas de la parte central de la retina llamada mácula).
Una vez identificada la enfermedad, si requiere tratamiento deberá acudir a un oftalmólogo especialista en retina y vítreo, quienes son los que están calificados para realizar los tratamientos anteriormente descritos.
En la República Dominicana se cuenta con la más avanzada tecnología para el diagnóstico y tratamiento de la retinopatía diabética, sin embargo, el mayor reto radica en la falta de diagnóstico temprano.
En resumen, la prevención es el camino más seguro para evitar complicaciones graves como la ceguera. El diagnóstico temprano y tratamiento oportunos son las claves para preservar la visión a largo plazo.
Si son diabéticos o con antecedentes familiares a la enfermedad, no se debe esperar a que aparezcan los síntomas. Es ideal visitar al oftalmólogo al menos una vez al año. La salud de los ojos es clave para mantener una buena calidad de vida.